Mi historia
«EL ocho de marzo, san veremundo»
Soy Veremundo, monje benedictino y humilde servidor de los peregrinos que recorren el Camino de Santiago. San Veremundo, un hombre adelantado a su tiempo, sigue estando más presente que nunca. Nací en las pacíficas tierras de Navarra, donde el misticismo y la fraternidad se entrelazan en cada sendero. Desde muy joven, descubrí mi vocación de acoger y cuidar a los caminantes que llegaban cansados y sedientos a nuestro monasterio.
Como Abad de Irache, convertí el monasterio en refugio, hospital y universidad para peregrinos, demostrando mi generosidad y humildad. Entendí que el verdadero viaje no es la meta, sino lo que compartimos en el recorrido.
Mi misión fue ofrecer hospitalidad y alimento tanto para el cuerpo como para el espíritu. Entre oraciones y cantos, aprendí el arte de la elaboración de cerveza, ese elixir que brinda calor al corazón y alivia las fatigas del viaje. Con gran dedicación, perfeccioné cada receta, buscando la combinación ideal de ingredientes que recordara la esencia de la tierra que nos rodea.
Francisco ha querido que mi historia no se pierda en los libros. Con cada cerveza, sigue mi legado: un espacio de encuentro donde el pasado y el presente se cruzan.

Mi mayor gozo era ver a los peregrinos renovados, compartiendo historias y risas en torno a un cálido jarro de la cerveza que preparaba con esmero. A lo largo de los años, cada sorbo se convirtió en un símbolo de fraternidad, de apoyo mutuo y de la búsqueda incansable de la trascendencia.
Hoy, sigo presente en cada burbuja de vuestra copa. La misma pasión que animó mis manos siglos atrás renace en estas cervezas inspiradas en la fe, la hospitalidad y el espíritu del Camino. Es mi legado para quienes buscan un momento de sosiego, una experiencia de comunión y, por supuesto, el inigualable sabor de una historia viva.
¡Bienvenidos, peregrinos de ayer y de hoy!
Confío en que, al probar mi cerveza, sintáis la misma alegría y devoción que brotaba en mi corazón cuando abría las puertas de mi monasterio. ¡Salud y buen camino!
